Ayer platiqué con un buen amigo, OE. En lo esencial seguimos alternando tan bien como antes, sin necesidad de hacer el más mínimo esfuerzo y eso me alegra. Lamento no haber podido compartir mas mañanas de Diciembre estudiantiles (aquellos tan melancólicos y agotadores pero siempre reconfortantes al final) pero debemos avanzar. Siempre era yo el que se quedaba cuando ellos, mis compañeros de trabajo, se iban por que terminaban la carrera. Esa vez me tocó a mi y me alegra haber salido, siempre llevaré las experiencias dentro de mi cabeza.
Al parecer, quienes mantienen ese lugar de trabajo, no han tenido oportunidad de reflexionar sobre la importancia de esa particular conglomeración de talento que se sigue sucediendo a pesar de la gente que lo concentra. ¡Que contradicción!
Algún día regresaré y tomaré café en el gran patio cerca del campo, o lucharé por entrontrar un lugar cómoda para leer cuando hay exámenes y la biblioteca se abarrota de gente en busca de respuestas de última hora.
Ese lugar fué escenario de la carnicería de sentimientos más cruel que haya visto y sin embargo la considero una zona segura.
Luego escribo mas, ahora tengo que volver al presente - futuro.
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