lunes, 16 de mayo de 2011

Hoy me acordé de ti

Recuerdo haber visto tus dientes antes. Blancos y desprolijos, no tanto como para ser desagradables. La frescura de tu rostro era complementada por tu dentadura que siendo imperfecta, me era tan agradable. Producto quizás del desconocimiento de tu ser, todo en ti me fascinaba.

Todo eso acabó un día.

Acabó por que tu quisiste. Y acabó por que la vanidad hizo presa de tu ser. Deseaste tener dentadura antinatural. No te bastó con quitarte las muelas del juicio (...). Tenías que quitarle la frescura a tu rostro. Algo que nunca volverá, tal como mi amor por ti nunca será lo mismo jamás.

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